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AKHENATÓN Y EL ARCA DE NOÉ

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Mensaje  Alejandra Correas Vázquez Miér Ago 29, 2012 10:14 pm

AKHENATÓN Y EL ARCA DE NOÉ
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Por Alejandra Correas Vázquez

Akhenatón es el personaje central del movimiento atoniano, en todas sus facetas. Lo hemos visto desfilar delante nuestro como poeta, como pintor, como ideólogo, como hijo respetuoso, como enamorado de la mujer más bella, como padre encantador... Todo un manojo de prendas morales que no son comunes en un revolucionario que todo lo cambia: ¡Pero además de ello desde el mismo trono!

Y también lo tenemos ante nosotros como un estudioso naturalista.

Akhenatón sorprendía a todos. De pronto el Faraón era un dios que se había humanizado, pues los faraones anteriores a él tenían un carácter divino e intocable. Vivía como un mortal más y platicaba con todos. Tenía penas y alegrías. Conducía personalmente sus caballos en el carruaje a gran velocidad, como lo hacen todos los muchachos jóvenes (se lo representa con sus briosos caballos galopando). Y mostraba en público sus amores con la dama elegida, su bellísima Nefertiti.

Su vida estaba por completo expuesta a la vista de todos. Participaba en los trabajos de construcción y les daba el toque final (pintaba y nos quedan su paleta y sus pinceles). Todo en él era la ruptura con la convención y el brillo manifiesto de su carácter expansivo.

Además de ello, que por cierto ya es mucho, fue también un estudioso naturalista. Su inquietud como tal lo llevó a desarrollar una experiencia científica, pionera, de gran calidad. En estos intereses naturalistas de Akhenatón hubo sin duda mucha influencia de su madre Ty, la fenicia procedente del Líbano y criada bajo sus cedros. Era necesario para ello crear un espacio nuevo, como nueva fue en ideas fue esa ciudad del círculo.

¡Y es aquí donde reaparece una vez más Ineni! ...El gran ingeniero y arquitecto que sabía resolverlo todo. Y juntos comenzaron a idear una obra inédita. Fue aquí donde más se hizo presente la interacción de ambos. En la parte norte de esta ciudad fue edificado un Museo de Ciencias Naturales, dentro del cual dióse vida a un exhaustivo centro de estudios, con función completa. Se ha dicho de él, que este edificio fue único en su género dentro de la antigüedad, para el desarrollo de las ciencias naturales en forma sistematizada.

Lo rodeaba un Jardín Botánico diseñado con toda la flora natural egipcia, pero aumentada con la importación de especies provenientes de distintos países, y readaptándolas al clima del Nilo. Estaba provisto para este fin, ya que muchas eran plantas de agua, con un lago artificial. Las fragancias múltiples enriquecían aquel ambiente recreado, con una climatización adecuada. Mientras que el lago reunía en sus aguas las especies más diversas de animales acuáticos.

Había allí peces de colores en tamaños incontables, martines pescadores y patos silvestres. Era un exótico mundo de vida natural con aromas y movimientos propios, dentro de una selva cultivada con cariño. Pájaros de numerosos tipos, en colorido diverso, jugaban revoloteando en aquel paraíso concebido como un aporte ideal para sus felices vuelos. Las pinturas murales que recrean este espacio nos permiten admirarlo.

Hacia el final del parque se abría una sala hipóstila donde hallábase el asiento propio de Akhenatón, el cual servíale de lugar de estudio y meditación, ubicado entre las aromas y el frescor de aquel jardín encantador. Nada más adecuado que este sitio para el aislamiento de quien como él, necesitaba su cuota de soledad en una vida tan plena de gente.

El juego estético que allí lo rodeaba favorecía a su intelecto. Era un sitio de relax apropiado y preparado sin duda para él, por Ineni, ante un requerimiento suyo, el cual producíale una quietud insondable. Podemos nosotros transportarnos también imaginariamente hacia ese lugar, para sumirnos en las meditaciones solitarias de aquel muchacho entusiasta, que analizaba y observaba con la constancia de un estudiante cada flor, cada pájaro, cada pez, cada ramaje, poseído siempre por una honda vocación naturalista.

En la parte norte del Museo había otro patio descubierto en el cual se hallaba el Zoológico, cuyos pesebres estaban esculpidos por los artistas con figuras alusivas. Como era de esperar aquí se coleccionaban y reunían animales vivos. Los patios descubiertos eran importantes dentro del pensamiento atoniano para recibir la caricia de Atón.

Finalmente encontramos también un jardín rodeado por columnatas que guardaba la colección favorita de ornicultura, donde las especies más infinitas entonaban trinos de una variedad innombrable.

Para completar su colección zoológica Akhenatón se dirigió a las cortes vecinas demandando, por ejemplo, al rey Burniabiarash de Babilonia el envío de “bueyes salvajes disecados y algunos animales del país como si estuviesen vivos”. En este caso también eran importantes de coleccionar, pues eran animales salvajes que los asiáticos perseguían como plagas del ganado y los sembrados. Y él como estudioso deseaba conservarlos aunque fuera de esta forma momificada, como ejemplares dentro de su Zoológico.

Este Akhenatón que nos describe el Museo de Ciencias Naturales, ubicado en el norte de la ciudad, es el de un joven de plena convicción y conciencia de estudio. El método disciplinado que él puso en la formación del conjunto, nos descubre una capacidad de concentración en su personalidad, y a la par una voluntad sistemática, que la emotividad fogosa de su revolución tenían ocultas.

Fue en todo momento un muchacho capaz de transmitir inquietudes y despertar conciencias, para embarcar a sus seguidores dentro de una empresa dinámica. Pero también demostró aquí, en su empeño naturalista, que podía conquistar espíritus y atraerlos hacia el estudio. Por ejemplo, el rey de Chipre motivado por esta tarea suya, pide a Akhenatón el envío de un buey y un águila para su propia colección. Y en poco tiempo la moda de los jardines zoológicos cunde y se extiende por otras cortes, tanto asiáticas como africanas, que viéronse atraídas por la idea innovadora, a instancias del joven naturalista.

Hay una evidencia. Existe aquí un intento pleno de reunir a todas las especies. Coleccionar, diríamos, a todos los animales del Arca de Noé para preservar la existencia de esas especies a fin de evitar su extinción. Y cuando fue imposible hacerlo, pues tratábase de animales perseguidos por los agricultores y ganaderos asiáticos al ser especies peligrosas y salvajes, Akhenatón buscó al menos obtener un animal disecado como referente. Además agregó lo que le faltaba a la célebre arca noelita: flora y peces. El era un estudioso naturalista en todo su conjunto.

En un vuelo aproximado al pensamiento atoniano, Francisco de Asís cuando desertó con horror de las Cruzadas, tiene aquí su correlato. Este místico que creó el lema de “hermano Sol, hermana Luna” era también un amante y protector de los animales, a quienes llamaba “sus hermanos”. Se puede citar otro caso en el siglo XVI d.C. con las cartas de Hernán Cortés al emperador Carlos V, donde le explica su asombro de ver en Méjico jardines Zoológico y Botánico, concebidos como tales.

Pero lo totalmente inédito en este Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de Akhet-Atón, es que cada sección está perfectamente delimitada. Un sitio de estudio para flora, y otro para fauna. Separado en secciones, como corresponde a un centro universitario. Era el empuje atoniano que en su desarrollo llevaba aparejado una compenetración naturalista, como obra del creador Atón, lo que producía en todos ellos un deseo investigador. Consciente y pleno de fuerza, como un llamado del corazón, que transmutaba la fuerza mística en fuerza intelectual.

Y una vez más como ocurre en todos los Zoológicos, la sociedad hallábase presente, de paseo, en aquel lugar encantador y en perfecta equiparación para conocer de cerca de Akhenatón, Nefertiti y las princesitas. La propuesta atoniana era integrar a todas las clases y las razas en un solo cántico a Atón, y allí lo lograban. Caminaban departiendo con los poetas, los escultores, los extranjeros, los comerciantes, los funcionarios, los artesanos, los obreros, los albañiles. Y todos en conjunto podían hablar tranquilamente con los destacados personajes del momento: Tuthmosis, Yuti, Bok, Ineni.


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Alejandra Correas Vázquez

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